El papel de la mujer en la empresa familiar: el reconocimiento de un rol crítico pero a veces invisible
La participación de la mujer en el mundo laboral es cada vez mayor y también en la empresa familiar su rol (vital) está empezando a reconocerse y a pasar a un (merecido) primer plano. Durante mucho tiempo, las aportaciones de las mujeres en el negocio familiar han permanecido invisibles, pese a su papel clave en la educación de los futuros líderes de la empresa (la siguiente generación) y en la transmisión de valores, entre otros aspectos críticos en la trascendencia de la empresa familiar. Sin embargo, hoy en día el rol de la mujer en la empresa familiar evoluciona hacia una participación más completa dentro de la empresa. Las mujeres realizan contribuciones importantes para el éxito y la continuidad de sus empresas familiares en diferentes niveles, incluida la gestión del negocio familiar. Pero, ¿cómo ha evolucionado este rol? ¿Y qué retos implica este cambio?
Artículo publicado en Newsletter nº 38, 1 de septiembre de 2008
La literatura existente coincide en destacar el rol vital que las mujeres tienen y han tenido siempre en la empresa familiar. Hemos visto a generaciones de mujeres llevar la batuta de grandes compañías familiares entre bambalinas y con menos frecuencia en la dirección de la empresa. Porque durante mucho tiempo, las aportaciones de las mujeres en el negocio familiar han permanecido invisibles, sin ser formalmente reconocidas[1]. Sin embargo, realizan contribuciones sustanciales y positivas para el éxito y la continuidad de sus empresas familiares y su impacto en el negocio es indudable a diferentes niveles.
A menudo, los roles de género que imperan en la familia empresaria se trasladan inconscientemente a la empresa familiar. Que el trabajo de la mujer en la empresa familiar no sea reconocido es fuente de tensiones y de insatisfacción para ellas, como apuntan Olson y Danes[2]. Pero estos roles están cambiando en la sociedad en general y también en la empresa familiar.
El contexto
La mayoría de empresas familiares españolas se han constituido siguiendo los esquemas de la familia tradicional, donde la mujer ha desempeñado históricamente puestos secundarios. Durante mucho tiempo, las responsabilidades de la mujer fuera de la casa se han considerado secundarias respecto a sus obligaciones de dirigir y organizar la parte doméstica, emocional y social de la familia[3]. El papel de la mujer ha sido infravalorado, cuando la mayoría de empresas familiares se han construido gracias al apoyo y el sacrificio de madres, esposas, abuelas, hermanas e hijas. Un esfuerzo a menudo no reconocido.
En una investigación realizada en el 2006 por la Cátedra de Empresa Familiar del IESE[4], titulada “Women behind the scenes in family businesses”, se explica que este hecho ha rebajado la visibilidad de las contribuciones femeninas a la gestión de la empresa, pero no ha impedido que la mujer haya tenido una importancia capital en el desarrollo de la misma.
Aunque a menudo “gigante invisible”, en palabras de Christine Blondel en el libro “Las mujeres y la empresa familiar: funciones y evolución” (ver sección Recomendamos para más información), la mujer puede desempeñar diversos roles en la empresa familiar. En concreto, podríamos agrupar sus aportaciones en tres grandes ámbitos:
- Transmisión de valores
Es muy importante su papel en la transmisión de los valores familiares, en especial como madres. Como explicó Pramodita Sharma, de la Wilfrid Lauriel University, en la IV Conferencia Internacional de Empresa Familiar celebrada el pasado 6 de junio, una madre ejerce una fuerte influencia a través de los valores que inculca a sus hijos. En realidad, la mujer tiene múltiples oportunidades de reforzar los valores de la familia: como madre, como esposa, como hermana…
- Siguiente generación
Como ya hemos comentado en el punto anterior, como madres inculcan a los hijos los valores fundamentales desde la infancia. Además, modelan la actitud de los hijos con respecto al trabajo y a la riqueza. En este sentido, las mujeres tienen un papel fundamental a la hora de educar a las jóvenes generaciones en la generación de riqueza, enseñándoles a ser virtuosos y a buscar la felicidad en las cosas adecuadas.
- Líder emocional
Familia y empresa familiar están estrechamente unidas, y en la mayoría de las familias tradicionales, es la madre quien marca la tendencia de las relaciones familiares, como explica Ivan Lansberg[1], que añade que la mujer es la “principal guardiana de las emociones”. De hecho, suele actuar como “jefa emocional de la familia”, según palabras de Miguel Ángel Gallo, del IESE, en la IV Conferencia Internacional de Empresa Familiar.
Estas tres dimensiones explican por qué la mujer tiene un papel clave en los procesos de sucesión. Por una parte, aporta una visión complementaria que sirve de contrapunto a la del hombre y su instinto le permite ser de gran ayuda en momentos de crisis o cuando surgen conflictos en la familia. Por otra parte, actúa como mediadora entre generaciones y ayuda a evitar que se considere a las hijas como “transparentes” por el hecho de ser mujeres, olvido del que Blondel alerta en su libro.
Las mujeres que forman parte de una familia empresaria se enfrentan a varios retos:
- Comunicación: como esposas, en muchas ocasiones no se les informa acerca de la empresa familiar ni de la situación financiera del negocio. Sería necesario fomentar la comunicación entre la familia y el negocio familiar.
- Proceso formativo: como hijas, nietas, hermanas y sobrinas, muchas veces no se les toma en cuenta para puestos de trabajo dentro del negocio familiar, sino que se las relega automáticamente a la posición de accionistas. En este sentido, habría que educar y preparar a las mujeres de la familia para realizarse como profesionales, tanto si deciden quedarse en el negocio familiar como desarrollar su carrera profesional en otras compañías. Asimismo, se les debe enseñar a ser accionistas responsables del negocio familiar.
- Conciliación trabajo y familia: como mujer y miembro de una empresa familiar, a menudo resulta difícil encontrar el equilibrio entre la vida familiar y el mundo laboral. Sería bueno que toda mujer empezara por conocerse a sí misma, por descubrir su misión personal y lo que le hace feliz. Un ejercicio sencillo que puede ser muy útil es visualizar cómo sería un día perfecto. Cuando tiene esto claro, la persona es más capaz de decidir cuáles son sus prioridades personales y así será más fácil llegar a conciliar ambos mundos, el profesional y el personal.
En definitiva, el gran reto al que se enfrentan las mujeres que forman parte de una empresa familiar consiste en descubrir y desarrollar sus fortalezas, esas que las hacen únicas y con las que enriquecerán y fortalecerán tanto a la familia como a la empresa familiar.
Los roles de género están cambiando y, poco a poco, la sociedad está empezando a reconocer formalmente la importancia de la mujer en el mundo laboral y empresarial, donde sus aportaciones siempre han sido relevantes pero durante décadas han permanecido en un segundo plano. También en la empresa familiar, la mujer forma parte, cada vez más, del cuadro directivo y emocional, algo que sin duda enriquecerá y fortalecerá a este tipo de compañías en el futuro. (Para conocer la experiencia en primera persona de algunas de estas mujeres, consultar la sección Testimonios.)
Por Lucía Ceja, investigadora de la Cátedra de Empresa Familiar del IESE
IADEF » Mujer & EF: el reconocimiento de un rol crítico pero a veces invisible dice:
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Madres y empresa familiar, un binomio inseparable | Josep Tapies-Empresa Familiar dice:
[…] El rol de las mujeres en la empresa familiar ha ido evolucionando con el tiempo. Durante muchos años tuvieron un papel invisible y poco reconocido formalmente ligado a la familia propietaria, pero hoy su participación es cada vez más activa en la empresa familiar. “Su rol vital está empezando a reconocerse y a pasar a un merecido primer plano”, como explicaba la investigadora Lucía Ceja en este artículo de In Family Business. […]