El buen gobierno de la empresa familiar: deberes previos a la creación de un consejo de administración
Por Alfonso Chiner, Lecturer del Departamento de Dirección Estratégica y colaborador científico de la Cátedra de Empresa Familiar del IESE
Hoy nadie duda de la importancia de contar con buenos sistemas de gobierno corporativo para el buen desarrollo de una empresa. Las empresas familiares no son una excepción y también necesitan disponer de un consejo de administración fuerte y competitivo. Pero las particularidades de la empresa familiar hacen que, en paralelo al gobierno corporativo, haya que organizar también a la familia propietaria, a través de la creación de un consejo de familia que facilite el consenso en las decisiones que se van a tomar.
De no ser así, la posible inestabilidad dentro de la familia propietaria podría condicionar y limitar la acción del gobierno de la empresa y dificultar la aplicación de las buenas prácticas de gobierno corporativo, lo que haría peligrar la continuidad de la empresa.
Un momento especialmente crítico es el de la sucesión del fundador a la siguiente generación. Pasar de un sistema de decisión personalista a un sistema de decisión colegiado en tareas de gobierno no es nada fácil.
Separar empresa y familia
En la aplicación del buen gobierno corporativo en las empresas familiares se pueden cometer algunos errores que conviene conocer. Para evitarlos, es necesaria una etapa de análisis y preparación inicial para dotarse de un marco de normas y criterios en los que la familia accionista pacte cómo se va a organizar el gobierno y dirección de su empresa: funciones y responsabilidades de la propiedad, del consejo de administración y de la dirección de la empresa; procesos de selección de los consejeros de la familia y de los consejeros externos, etc.
Es clave elaborar un protocolo familiar, que organice la familia propietaria a través del consejo de familia, para evolucionar de un negocio personal del fundador a una empresa familiar institucionalizada. Si se quiere trasladar a la siguiente generación una empresa familiar, hay que llevar a cabo una serie de tareas organizativas en la empresa y también en la familia. Veamos cuáles son.
A nivel empresarial, hay que profesionalizar el negocio. Conviene empezar a separar las funciones y los roles (ya que frecuentemente son las mismas personas) en la propiedad, en el gobierno y la gestión diaria de la empresa. Se trata de dotar a la empresa de estructuras, sistemas y procesos formales de dirección y de gobierno. Hay que gestionar una etapa de convivencia generacional en la que convivan el anterior modelo con el nuevo.
A nivel de la familia, es necesario disponer de un órgano de organización y gobierno, como el consejo de familia, que pueda resolver y gestionar las discrepancias y desajustes que se produzcan en este proceso. Sus funciones son:
- Informar y formar sobre la empresa, sobre todo a los accionistas familiares que no están en el consejo de administración o en la dirección de la empresa, para que puedan ejercer su rol de accionistas adecuadamente y de forma responsable.
- Cuidar del bienestar de cada miembro de la familia propietaria, ayudándoles a desarrollar un plan personal y profesional que les permita realizarse y encaje con el proyecto empresarial compartido.
- Lograr el consenso y equilibrio en el núcleo de la propiedad familiar para aportar estabilidad y garantizar la continuidad de la empresa a largo plazo.
Es fundamental que la familia propietaria tenga la influencia suficiente en todos estos temas claves y pueda, de una manera organizada y en lenguaje empresarial, trasladar su voz y voluntad al consejo de administración, para que este gobierne la empresa adecuadamente y en línea con sus expectativas.
Este artículo está basado en el artículo “Empresa familiar y gobierno corporativo”, publicado por Alfonso Chiner en la Revista de Contabilidad y Dirección, núm. 25, que edita ACCID.
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